• La mochila de la JMJ.

    Una mochila puede llevar libros, ropa, basura… también puede llevar una gran experiencia. Y una gran experiencia puede haber sido compartida, aunque no conozcas a la otra persona.

    La JMJ en Madrid reunió a miles de personas, muchos miles. Ayer me encontré con una de ellas.

    Cuando tomé el metro por la mañana vi una mujer con una mochila de la JMJ. Le pregunté si había ido, y me comentó que sí, que fue voluntaria del evento.

    Le propuse rezar un Padrenuestro juntos, por las intenciones de cada cual. Lo rezamos, ella sentada en el asiento y yo a su lado de cuclillas.

    Luego seguimos un rato hablando.

    Margarita es del Perú, y estudia secretariado, y en su mochila «jotaemejotera» llevaba sus libros.

    – ¿Perteneces a algún grupo? -me preguntó.

    – Sí -repuse yo-. A la Milicia de Santa María. ¿Y tú?

    – Al Camino Neocatecumenal -me dijo-.

    Chicos, poder vivir la fe en la comunión de la parroquia, del grupo, de la familia es genial.

    ¡Ánimo! Y gracias, Señor, por Margarita.

    Alfonso B.

  • La paz que brota del corazón. Ejercicios Espirituales.

    La paz que brota del corazón. Ejercicios Espirituales.

    El P. Morales habla sobre los Ejercicios Espirituales y sobre la paz, sobre la verdadera paz.
    La Milicia de Santa María tendrá la próxima tanda de Ejercicios Espirituales en el puente de carnavales. ¿Quieres participar? ¿Conoces a alguien que necesite participar? Colabora en la acción difusora del Evangelio, conviértete en apóstol de los Ejercicios… Gana la Indulgencia plenaria, vuelve a empezar desde cero con Dios, experimenta Su Amor para contigo… Él te espera…

    Los Ejercicios espirituales empezaron siendo de cuatro días de duración. Como ellos pedían más, ya en 1948 hubo dos tandas de seis días completos. Y como todavía les parecía poco, en 1949 empezaron a celebrarse dos tandas anuales de ocho completos. Esta costumbre duró hasta que en 1956 empecé a dar tandas de mes, siguiendo en todos los detalles el esquema ignaciano.

    En estos Ejercicios se exigía rigurosamente el silencio. Aplicando la consigna de Pablo VI, se excluían de ellos «actividades propias de la dinámica de grupo: discusión de problemas religiosos, mesas redondas, encuestas». Todo esto tiene su puesto en la Iglesia, pero «no encaja en el marco de unos Ejercicios. Lo propio de ellos es que el alma, a solas con Dios, se disponga generosamente a encontrarse con Él».

    A los que no eran capaces de guardarlo, se les obligaba, con firmeza y suavidad al mismo tiempo, a abandonar la tanda. A los que permanecían se les enseñaba a hacer oración y penitencia, forzándoles suavemente a ello con la insistencia continua y el ambiente de recogimiento que poco a poco iba conquistando a todos. Se les mantenía en actividad incesante para que humanamente no pudieran aburrirse. Es verdad que las primeras horas, todo el primer día, se les hacía cuesta arriba.

    Pero como por amor a la Virgen se les incitaba a perseverar en el esfuerzo, una paz desconocida les empezaba a inundar a partir del segundo día, y los acababan rabiosamente contentos, llenos de alegría al tocar a Cristo.

    Así me decía uno: «La primera vez que me invitaron a Ejercicios espirituales y escuché esa palabra dije: NO. La segunda lo mismo. La tercera me derribó la gracia. Llenaron hasta rebosar las ansias que tenía en mi corazón. Desde ese momento mi vida giró 180 grados.

    Comprendí una cosa: esta vida no es la Vida. Me pidieron todo. Lo dejé todo. Y encontré todo».

    Los Ejercicios anuales se completaban con el día mensual de Ejercicios. Eso era, más que un día de retiro. Siempre en una casa de Ejercicios, comenzando el sábado por la tarde para acabarlo a última hora del domingo con la asamblea que tensa los espíritus para la acción apostólica.

    (P. Tomás Morales, S.J.

    Forja de hombres)

  • Un mes ya…

    Hace un mes que cambiamos de año. Y hace más de un mes que terminamos las convivencias de Navidad los universitarios de la Milicia. Acompañando a Jesús recién nacido, a la Sagrada Familia. Tiempo de estudio, de reunión, de senderismo, de oración, de reencuentro, de bromas…

    Todo eso ya pasó; ¿qué me ha quedado hoy? ¿Me acuerdo de la intención con que iba? ¿He terminado ya los exámenes? ¿Qué me pedía a mí mismo, y que me pido hoy? ¿Quiero seguir a Cristo, ya no niño, sino hombre, que me está llamando ahora mismo?

    El mes pasado ya pasó, y estos días me los han regalado. ¡Hoy es un regalo que me han hecho! ¿Me doy cuenta? El mes pasado, como el de hace un año, ya es historia, y no puedo actuar en ella. ¡Puedo actuar hoy! ¿Qué quiero hoy? ¿Qué quieres hoy, Señor?

    ¿Te quiero hoy?

    Alfonso B.

    (Madrid)

  • Dar ejemplo.

    «Necesita hombres y mujeres que actúen con el ejemplo»

    (P. Morales, S.J., Ovillo de Ariadna)

    Las palabras convencen, el ejemplo arrastra. Con este dicho popular ambientamos la reflexión sobre la frase del P. Morales; nosotros debemos ser ejemplos vivos, no solo con la palabra sino también con los hechos, con los pequeños detalles de cada día.

    Acudamos a María para llevar a cabo esta tarea en el silencio de cada día.

    Para más información:    Mateo 25,40,45.

  • España: tierra de mártires

    No queda tan lejos la sangre derramada por cientos de mártires en España. Su única culpa: ser cristianos. ¿Me siento heredero de esta fe?

    Hoy en España es el martirio blanco el que se le pide al cristiano. Pero no muy lejos de nosotros, los cristianos siguen sufriendo los zarpazos del mundo de las tinieblas. En Nigeria, 500 mártires fueron quemados vivos el pasado verano. Esta Navidad, asesinados durante la celebración del Nacimiento del Príncipe de la Paz.

    Es increíble el sueño en que vive sumido el laicado español: bautizados jóvenes y mayores, que excusan sus deberes cristianos pagando el precio de su conciencia para comprar al mundo una vida tranquila, sin problemas. Y a pocos kilómetros de sus fronteras, hombres, mujeres y niños alcanzan la palma del martirio, por ser lo que otros no se atreven a ser.

    ¿Y yo? ¿Cómo vivo? ¿Qué riesgos asumo por amor a Cristo? ¿Cuánto valoro la sangre que Él derramó primero por mí? ¿En qué se traduce este amor en mi vida?

    Europa vive paralizada por el ictus del relativismo moral. Sin rumbo, sin capacidad de apostar por la Verdad, por miedo a ser ella misma. ¿Y mientras tanto? Nigeria, Egipto, India… derraman sangre cristiana para recordarnos el Camino, la Verdad, y la Vida…

    … y lo hacen entregando la propia vida…, porque con San Pablo, sus vidas gritan: ¡Para mí, la vida es Cristo!

    La Nueva Evangelización del militante, comienza por el amor a la Verdad, su búsqueda apasionada, y el deseo profundo de ser coherente con ella hasta las últimas consecuencias. Si no tengo amor, nada soy… Santidad de Nazaret que hace resplandecer la Verdad del hombre, pues Dios se hizo hombre, para enseñarnos a ser hombres…

    «Si el martirio es el testimonio culminante de la verdad moral, al que relativamente pocos son llamados, existe no obstante un testimonio de coherencia que todos los cristianos deben estar dispuestos a dar cada día, incluso a costa de sufrimientos y de grandes sacrificios.

    En efecto, ante las múltiples dificultades que, incluso en las circunstancias ordinarias puede exigir la fidelidad en el orden moral, el cristiano, implorando con su oración la gracia de Dios, está llamado a una entrega, a veces heroica».

    (Juan Pablo II)

  • Amar, conquistar, reparar…

    Amar, conquistar, reparar…

    ¿Cómo permanecer inerte ante la condenación de tantos jóvenes? ¿Quién será capaz de guardar y no compartir un tesoro como es la fe, y la experiencia del Amor sanador de Dios?

    El drama del devenir eterno de tantos jóvenes y personas ya adultas, con las que un militante se codea diariamente, le plantea una pregunta: ¿Qué está a mi alcance, en qué puedo colaborar para la salvación de la juventud, de la humanidad?

    Cuando se ha conocido el Corazón de Cristo, un Corazón del que mana agua y sangre, atravesado por la indiferencia humana… es difícil conciliar el sueño si la vida entera no se gasta en corresponder a semejante Amor.

    Y brota del fondo del alma un grito pacificado por la larga preparación de un crecimiento en silencio, el de la vida de Nazaret. Un crecimiento hacia adentro, que no se ve, pero que se deja notar como una novedosa presencia, que ahonda en el corazón del hombre, desvela los secretos del alma humana. Un grito pacificado que mueve a entregar la vida en medio del mundo, transmitiendo Vida, mostrando el camino a tantos hermanos que viven como si Dios no existiera. Mostrándoles el camino de vuelta a la felicidad, si es que quieren vivir otra vez…

    La Milicia de Santa María vibra con la Iglesia, la ama como Madre, busca la obediencia a sus sabias indicaciones, y sale a la calle vestida de payaso, de romano o de esclavo…, de aquello que el Amor a Cristo le mueva a hacer, pero todo por la salvación de las almas… Porque le urge amar, conquistar, reparar el Corazón de Cristo…

    El martirio del militante consiste en vivir constantemente con la herida en el corazón de la incredulidad de sus coetáneos, ofreciendo no cosas, ni actividades, ni renuncias, ni sacrificios…, sino la propia vida, por la salvación del cupo de almas que Dios le ha confiado desde toda la eternidad.

    La llamada apremiante del Papa Benedicto XVI encuentra eco en los cruzados y militantes de Santa María: ¡Nueva Evangelización…! ¡… al estilo de María!

    Quien intente hoy día hablar de la fe cristiana […]  es probable que en seguida tenga la sensación de que le pasa lo mismo que a aquel payaso y la aldea en llamas.

    En un país (España), un circo fue presa de las llamas. Entonces, el director del circo mandó a un payaso, que ya estaba listo para actuar, a la aldea vecina para pedir auxilio, ya que había peligro de que las llamas llegasen hasta la aldea, arrasando a su paso los campos secos y toda la cosecha. El payaso corrió a la aldea y pidió a los vecinos que fueran lo más rápido posible hacia el circo que se estaba quemando para ayudar a  apagar el fuego. Pero los vecinos creyeron que se trataba de un magnífico truco para que asistiesen los más posibles a la función; aplaudían y hasta lloraban de risa. Pero al payaso le daban más ganas de llorar que de reír; en vano trató de persuadirles y de explicarles que no se trataba de un truco ni de una broma, que la cosa iba muy en serio y que el circo se estaba quemando de verdad. Cuanto más suplicaba, más se reía la gente, pues los aldeanos creían que estaba haciendo su papel de maravilla, hasta que por fin las llamas llegaron a la aldea. Y claro, la ayuda llegó demasiado tarde, y tanto el circo como la aldea fueron pasto de las llamas.

    Ésta es la situación de los apóstoles modernos. En el payaso, que no es capaz de lograr que los aldeanos escuchen su mensaje, vemos la imagen del apóstol, a quien nadie toma en serio si va por ahí vestido con los atuendos de un payaso medieval o de cualquier otra época pasada. Ya puede decir lo que quiera, pues llevará siempre la etiqueta del papel que desempeña. Y por buenas maneras que muestre y por muy serio que se ponga, todo el mundo sabe de antemano lo que es: ni más ni menos que un payaso.

    El que quiera predicar la fe, y al mismo tiempo sea suficientemente autocrítico, pronto se dará cuenta de que no es una forma o una crisis de vestidos la que amenaza la fe en nuestro mundo.

    Me atrevería a decir, que en realidad, la fe, por moderna que se vista y por muchos coloretes que se quite, suscita sólo una esperanza que no deja de ser ingenua.

    Y sin embargo, la fe, hoy como siempre, sigue siendo una decisión que afecta a la profundidad de la existencia, un cambio continuo del ser humano al que sólo se puede llegar mediante una resolución firme.

    (Joseph Ratzinger. Introducción al cristianismo)

  • Hoy es San Sebastián. Hoy se celebra su festividad con la tamborrada en la ciudad costera de las Vascongadas del mismo nombre.

    Hoy la Iglesia conmemora un santo mártir del tercer siglo. Se le representa asaetado, y es que lo fue, aunque no murió de eso. («Muerte por saetas.»)

    Cada día, ¿no nos exponemos a recibir nuevas saetas por parte de los que quieren eliminar la religión de la vida pública? Y si no nos persiguen mucho, ¿por qué es?

  • Responsabilidad con mis riquezas.

    «Sus riquezas han quedado bloqueadas, improductivas por mi falta de responsabilidad.»

     (P. Morales, S.J., Ovillo de Ariadna)

    Hemos nacido y crecido con unos dones, dones  necesarios para  ser «su testigo». Por lo que hemos de plantearnos la utilidad que los damos: ¿ cómo hacemos crecer todas esas cosas buenas que tenemos?  Y nuestras capacidades, ¿hacen vislumbrar el Reino de Dios?

     Ser responsables es esto: hacer crecer nuestras capacidades para que el Reino de Dios se haga presente.



    Para más información:    Mateo 25,14-30.

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